UN MENSAJE DE ESPERANZA

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3 al 10 de noviembre

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UN DIÁLOGO CON DIOS ACERCA DEL SÁBADO

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UN DIÁLOGO CON DIOS ACERCA DEL SÁBADO



           UN DIÁLOGO CON DIOS

            ACERCA DEL SÁBADO

ERLING CALKINS





Dime, Señor, ¿tienes tú un día especial de descanso para tus seguidores?
Yo fui en el Espíritu en el día del Señor”. Apocalipsis 1:10.

Pero ¿cuál es el día del Señor? ¿De qué día de la semana eres tú el Señor?
Porque Señor es del sábado el Hijo del hombre”. S. Ma­teo 12:8.

Hay siete días en la semana. ¿Cuál de ellos es el día de reposo?
“El séptimo día es sábado o fiesta del Señor Dios tuyo”. Cuarto mandamiento. (Éxodo 20:8-10, versión de Félix To­rres Amat)

¿Qué día de acuerdo con nuestro cómputo, es el séptimo: el sábado o el domingo?
“Y como pasó el sábado. María Magdalena, y María ma­dre de Jacobo… muy de mañana, el primer día de la semana, vienen al sepulcro, ya salido el sol... Y entradas en el sepulcro, vieron un mancebo... Más él les dice: No os asustéis buscáis a Jesús Nazareno, el que fue crucifi­cado; resucitado ha”. S. Marcos 16:1-6.
Nota: Todo el mundo sabe que el domingo fue el día de la resurrección. El sábado había pasado cuando amaneció. Es, pues, evi­dente que el sábado es el día anterior al domingo.

Pero, Señor, ¿no aboliste tú la ley que contiene el man­damiento del sábado?
“No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir”. S. Mateo 5:17.

Bien, por lo menos, ¿no cambiaste tú uno de los mandamientos, de manera que hoy tus seguidores puedan guardar otro día fuera del séptimo?
“Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas”. S. Mateo 5:18.



Pero, Señor, ¿no es el sábado un día judío? ¿No es el séptimo el día de reposo de los judíos?
“El sábado por causa del hombre es hecho”. S. Marcos 2:27.
El sábado fue hecho y entregado al hombre genéricamente hablando, 1500 años antes de la existencia de cualquier judío. (Véase Génesis 2:1-3).

Alguien me dijo que después de tu crucifixión, Señor, tus seguidores no continuaron guardando el séptimo día de acuerdo con el mandamiento. ¿Es cierto?
“Y era día de la víspera de la Pascua; y estaba para rayar el sábado. Y las mujeres que con él habían venido de Galilea, siguieron también y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo. Y vueltas, aparejaron drogas aro­máticas y ungüentos, y reposaron el sábado; conforme al mandamiento”. S. Lucas 23:54-56.

Pero, ¿acaso el apóstol Pablo no se reunía siempre con los cristianos de su tiempo en domingo, en honor a la resurrec­ción? ¿Qué costumbre tenía él con respecto al día de culto?
“Y Pablo, como acostumbraba, entró a ellos, y por tres sábados disputó con ellos de las Escrituras”. Hechos 17:2.

¿Se reunía también con los conversos gentiles en sábado?
Tal vez él se congregaba con los judíos en sábado y con los griegos en domingo. ¿Cuál es la verdad, Señor?
“Y disputaba en la sinagoga todos los sábados, y persuadía a Judíos y a Griegos”. Hechos 18:4.

¿Qué enseñó Pablo con respecto a la observancia del sábado?
“Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Por­que el que ha entrado en su reposo,  también él ha repo­sado de sus obras, como Dios de las suyas”. Hebreos 4:9, 10.

Pero, ¿a qué día se refirió Pablo cuando habló de descan­sar como descansó Dios?
“‘Porque en un cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día”. He­breos 4:4.

¿Es ésta, pues, la instrucción que tú das con respecto a la observancia del sábado?
“Porque no he rehuido de anunciaros todo el consejo de Dios”. Hechos 20:27.
En el Nuevo Testamento hay nada menos que 59 referencias al sábado. El libro de los Hechos alude a 84 sábados en que el apóstol San Pablo y sus asociados realizaron servicios religiosos. Sin embargo, no hay una sola palabra en toda la Biblia que autorice la observancia del domingo.


Pero, entonces, ¿por qué tantas personas guardan el domingo en lugar del sábado? Si la Biblia enseña la observancia del sábado, ¿quién introdujo la observancia del domingo, y cuándo lo hizo?
“Y (la potencia llamada cuerno pequeño) hablará palabras contra el Altísimo... y pensará en mudar los tiempos y la ley”. Daniel 7:25

La Iglesia Romana es el cuerno pequeño de Daniel 7: ¿quieres decir tú, Señor, que ella pensaría en cambiar la ley de Dios?
“Pregunta ahora a los sacerdotes acerca de la ley”. Hageo 2:11

Bien, le preguntaré a Esteban Keenan, un sacerdote católico: ¿Cree su iglesia que tiene poder de cambiar la ley de Dios?
“Si no tuviera tal poder, no podría haber hecho aquello en que concuerdan todos los modernos eruditos en religión; no podría haber reemplazado la observancia del sábado. Séptimo día de la semana, por la observancia del domingo, primer día de la semana, un cambio para el cual no existe autoridad bíblica”. Doctrinal Catechism, página 174.

¿Cuándo se realizó ese cambio?
“Observamos el domingo en lugar del sábado porque la Iglesia Católica en el Concilio de Laodicea (364 de J.C.) transfirió la solemnidad del sábado al domingo”. The Converts Catechism, Pedro Geirmann, página 50 (Este catecismo recibió la bendición papal el 25 de enero de 1910).

¿Están de acuerdo con esto los ministros protestantes?
Los congregacionalistas dicen: “Es completamente claro que, por rígida o devotamente que pasemos el domingo, no es­tamos observando el sábado”.—Dr. R. W. Dale en Ten Commandments, página 103.
Los metodistas: “Sábado en el lenguaje hebreo, significa descanso, y es el séptimo día de la semana y debe confesarse que no existe ley en el Nuevo Testamento con­cerniente al primer día”. —Diccionario Teológico de Buck.
Los bautistas: “Ha existido y existe un mandamiento que ordena guardar el sábado, pero el sábado no era el domingo. Se dirá, sin embargo, y con cierto aire de triunfo, que el sábado fue transferido del séptimo al primer día de la semana. ¿Dónde puede hallarse esta transferencia? No en el Nuevo Testamento— absolutamente no…  Por supuesto, bien sé que el domingo comenzó a observarse durante la historia cristiana primitiva... Pe­ro es lamentable que haya venido rotulado con la marca del paganismo, y bautizado con el nombre del dios sol, cuando fue adoptado y sancionado por la apostasía papal, y transmitido como un sagrado legado al protestantismo”. —Dr. E. T. Hiscox, autor del Baptist Manual.


¿Qué diferencia hace el día que yo observo? Un día equivale a otro día, ¿no es cierto?
“¿No sabéis que a quien os prestáis vosotros mismos por siervos para obedecerle, sois siervos de aquel a quien obe­decéis, o del pecado para muerte, o de la obediencia  para justicia? Romanos 6:16

¿Qué haré entonces? ¿Guardaré el sábado del mandamiento de Dios o el domingo del hombre?
“Es menester obedecer a Dios antes que a los hombres”. Hechos 5:29.

Bien, Señor, ¿qué piensas tú de la observancia del domingo?
“Así habéis invalidado el mandamiento de Dios con vuestra tradición… Mas en vano me honran, enseñando doctrinas y mandamientos de hombres”. S. Mateo 15:6, 9.

Pero los millones de personas que observan el domingo no pueden estar equivocados, ¿no es cierto?
“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”. S. Mateo 7:13,14. (Sólo unos pocos obedecieron a Dios en los días de Noé, en los días de Lot, en los días de Cristo. La mayoría se perdió).

Pero, el Dr. Fulano de tal es un hombre muy sabio: ¿Porqué él y todos los grandes predicadores no observan el sábado?
“Porque mirad, hermanos vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, no muchos poderosos, no muchos nobles; antes lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios y lo loco del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios, y lo flaco del mundo escogió Dios, para avergonzar lo fuerte”. 1 Corintios 1:26, 27
Nota: Los grandes maestros religiosos en los días de Cristo rechazaron la verdad también. Sus seguidores pertenecían al común del pueblo.

¿Pero yo he aceptado al Señor Jesús; yo sé que es mi Sal­vador: yo sé que El me ha recibido, y sin embargo he es­tado observando el domingo. Por cierto que no me perderé sino guardo el sábado ahora, ¿no es así?
“Empero Dios, habiendo disimulado los tiempos de esta ignorancia, ahora denuncia (manda dice la Reina Valera del 60) a todos los hombres en todos los lugares que se arrepientan”. Hechos 17:30.


Yo te conozco, Señor; tú no me condenarás por no observar el sábado, ¿no es verdad?
“El que dice, Yo le he conocido y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en él”. 1 S. Juan 2:4.

Pero ¿no es suficiente que yo ame al Señor y viva de acuerdo con la ley de amor?
“Si me amáis guardad mis mandamientos”. S. Juan 14:15

¿Abarca esto los diez mandamientos?
“Porque cualquiera que hubiere guardado toda la ley y ofendiere en un punto, es hecho culpable de todos”.  San­tiago 2:10.

Bien, yo creo que si tratamos de seguir a Jesús, eso es todo lo que necesitamos. ¿No es cierto Señor Jesús?
“El que dice que está en él, debe andar como él anduvo”. 1 S. Juan 2:6

¿Cómo actuaste tú, Señor? ¿Cuál fue tu costumbre?
“Y vino a Nazaret, donde había sido criado; y entró, conforme a su costumbre, el día del sábado en la sinagoga, y se levantó a leer”. S. Lucas 4:16

Pero, Señor, esto ocurrió hace 1900 años. ¿No observarías algún otro día que no fuera el sábado si vinieras a la tierra hoy?
“Yo Jehová, no me mudo”. Malaquías 3:6. “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”. Hebreos 13:8.

¿Depende mi salvación de mi obediencia a este mandato sabático?
“Y consumado, vino a ser causa de eterna salud a todos los que le obedecen”. Hebreos 5:9.

¿Crees tú que es absolutamente necesario guardar los man­damientos para recibir la vida eterna?
“Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”. S. Mateo 19:17.

Pero todavía yo no veo por qué insistes en el séptimo día, Señor. ¿No es acaso el domingo tan bueno como el sábado?
“Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó”. Génesis 2:3. “El bendijo, y no podré revocarla”. Números 23:20. “Tú, Jehová, la has bendecido, y será bendita para siempre”. 1Crónicas 17:27.


Bien, me parece que si observo un día de cada siete, sin preocuparme de que sea uno en particular, esto debe ser suficiente
“Hay camino que al hombre parece derecho; empero su fin son caminos de muerte”. Proverbios 16:25. “Las cosas que son del espíritu... se han de examinar espiritualmente”. 1Corintios 2: 13, 14.

¡Pero, Señor! ¿No puedo actuar de alguna otra manera? ¿No me llevará al cielo, lo que yo profeso?
“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. S. Mateo 7:21.

Sin embargo yo oro.
“El que aparta su oído para no oír la ley, su oración tam­bién es abominable”. Proverbios 28:9.

Pero, Señor, mira a la gente que obra milagros en tu nom­bre. Algunos sanan a los enfermos, otros hablan en len­guas y hacen muchas maravillas; sin embargo no guardan el sábado. ¿Qué dices tú de ellos?
“Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profe­tizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demo­nios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y enton­ces les protestaré (contestaré, en Reina Valera del 60): Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad”. S. Mateo 7:22, 23.

Sí, yo sé que el sábado es el día correcto: pero mis negocios sufrirían si cerrara el sábado. Podría perder mi tra­bajo. ¡No me sería posible progresar en el mundo!
“¿Qué aprovechará al hombre, si granjeare todo el mun­do, y pierde su alma?” S. Marcos 8:36.

Bien, en cuanto a mí mismo, no me preocupo; pero ¿que dices de mi familia? ¿No sería mejor para mí trabajar el sábado que dejar a mi familia pasar hambre?
“Vuestro Padre celestial sabe que de todas estas cosas ha­béis menester. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.        S. Mateo 6:32,33. “No he visto justo desamparado, ni su si­miente que mendigue pan”. Salmo 37:25.

Mis amados se burlarán de mí y me ridiculizarán.
“Bienaventurados sois cuando os vituperaren,... y dije­ren de vosotros todo mal por mi causa mintiendo. Gozaos y alegraos; porque vuestra merced es grande en los cielos”.     S. Mateo 5:11, 12. “Si el mundo os aborrece, sabed que a mi me aborreció antes que a vosotros”. S. Juan 15:18.


Pero suponte que mí propia familia no esté de acuerdo con­migo. ¿Deberé yo ir contra sus deseos, lo cual significa­ría en algunos casos una división en el hogar?
“El que ama padre o madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama hijo o hija más que a mi, no es digno de mi. Y el que no toma su cruz, y sigue en pos de mí, no es digno de mí”. S. Mateo 10:37, 38. “Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todas las cosas que posee, no puede ser mi discípulo”. S. Lucas 14:33.

Temo que no sería capaz de soportar todas estas pruebas. Soy demasiado débil.
“Bástate en mi gracia; porque mi potencia en la flaqueza se perfecciona… Cuando soy flaco, entonces soy poderoso”. 2 Corintos 12:9,10. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Filipenses 4:13.

Entonces, Señor, ¿cuál es la recompensa por ser fiel a ti y a los mandamientos?
“Nadie hay que haya dejado casa, padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna”. S. Lucas 18:29,30. “Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad”. Apocalipsis 22:14.

Señor, espero tener un hogar en la tierra renovada. ¿Observaremos el sábado allí también?
“Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra, que yo hago, permanecen delante de mi, dice Jehová, así perma­necerá vuestra simiente y vuestro nombre. Y será que de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrá toda carne a adorar delante de mi, dijo Jehová”. Isaías 66:22,23.

Pues entonces, Señor, sea hecha tu voluntad en la tierra así como en el cielo. Con tu ayuda guardaré el sábado.
“Bien, buen siervo y fiel”. S. Mateo 25:21.

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